Esta mañana, oyendo la radio, o mejor dicho haciendo záping radiofónico, recalé en las noticias locales de la Cadena Cope. Nada voy a decir sobre esta cadena, sólo que es buena la libertad de expresión y la pluralidad informativa.
Sin embargo, las actitudes de determinados locutores que dicen quejarse de la falta de libertades reinante en el Estado Español (algo que en mi opinión es cierto, pero obviamente debido a otros criterios a los que aludiría estos, seamos benévolos, "periodistas"), son insufribles cuando se trata de censurar a otros periodistas que no comparten del todo sus tesis políticas.
El locutor de la Cope Orestes Bazo, un peso pesado de la radio salmantina y conocido por su ferocidad en la defensa de sus criterios y su cercanía al alcalde de la capital, critica las portadas de algún diario salmantino. Parece que en esta provincia nadie tiene derecho a expresar una opinión distinta a la del señor Orestes. Ése, obviamente, no es el camino, y Orestes se tendría que replantear muchas cosas de su vida laboral: su servilismo a Lanzarote, sus negativa a informar sobre el tercer partido más importante de Salamanca, su actitud de lacayismo frente a los políticos del PP de Valladolid y su antisalmantinismo en lo cultural y lo lingüístico.
Orestes podrá criticar despiadadamente a quien le dé la gana, pero yo también podré hacerlo a él y a quien quiera, aunque para mi desgracia mi crítica no llegue ni a un 0,1 por ciento de la población salmantina. Si fuera yo el periodista atacado, no dejaría pasar ninguna oportunidad para recordarle a Orestes su sectarismo. Ahí quede mi crítica y mi denuncia.
Sin embargo, las actitudes de determinados locutores que dicen quejarse de la falta de libertades reinante en el Estado Español (algo que en mi opinión es cierto, pero obviamente debido a otros criterios a los que aludiría estos, seamos benévolos, "periodistas"), son insufribles cuando se trata de censurar a otros periodistas que no comparten del todo sus tesis políticas.
El locutor de la Cope Orestes Bazo, un peso pesado de la radio salmantina y conocido por su ferocidad en la defensa de sus criterios y su cercanía al alcalde de la capital, critica las portadas de algún diario salmantino. Parece que en esta provincia nadie tiene derecho a expresar una opinión distinta a la del señor Orestes. Ése, obviamente, no es el camino, y Orestes se tendría que replantear muchas cosas de su vida laboral: su servilismo a Lanzarote, sus negativa a informar sobre el tercer partido más importante de Salamanca, su actitud de lacayismo frente a los políticos del PP de Valladolid y su antisalmantinismo en lo cultural y lo lingüístico.
Orestes podrá criticar despiadadamente a quien le dé la gana, pero yo también podré hacerlo a él y a quien quiera, aunque para mi desgracia mi crítica no llegue ni a un 0,1 por ciento de la población salmantina. Si fuera yo el periodista atacado, no dejaría pasar ninguna oportunidad para recordarle a Orestes su sectarismo. Ahí quede mi crítica y mi denuncia.
1 comentario:
Está bien criticar (...) pero no viene mal de paso aportar alguna prueba de lo que se dice. Opinar sin argumentar no supone un juicio de valor (de valor).
¿Tienes alguna prueba de ese 'servilismo' del que hablas? ¿O de su 'sectarismo'? Quizá estés en torno a ese porcentaje de receptores del que hablas, pero aunque te leyese toda Salamanca, de nada serviría. Criticar por criticar lo puede hacer cualquiera.
Tu entrada no deja claro qué dijo exactamente Orestes Bazo para que pienses así de él, ni qué otros motivos tienes para acusarle de tales calificativos.
Pero lo dicho al comienzo lo mantengo, está bien que haya crítica y diversidad de opiniones. ¡Ánimo con tu blog!
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